Historia

El 28 de febrero de 1931 la bahía de Puerto Octay fue escenario de uno de los acontecimientos más penosos que registre la historia de la navegación lacustre en el Lago Llanquihue. La pequeña embarcación "Moewe" que transportaba a los músicos militares de la Banda del Regimiento "Caupolicán" de Valdivia, con ocasión de la visita de los Príncipes ingleses, impactaría con el Vapor "Chile" frente a la bahía de Puerto Octay. 12 músicos fallecidos, más el maquinista de la embarcación, sería el penoso resultado de esta colisión denominada años más tarde como: "La tragedia del Lago Llanquihue". Esta es su historia.

El 28 de febrero de 1931, los príncipes de Inglaterra Eduardo de Gales(Eduardo VIII) y Jorge de Windsor(Jorge VI), visitaron nuestra zona hospedándose en la casona de la Península Centinela. En aquellos años esta residencia pertenecía a un grupo de connotados personeros públicos santiaguinos: Luis Izquierdo Fredes, Carlos Larrarín Claro y Luis Barceló Lira. La construcción data del año 1913 y su diseño correspondería al destacado arquitecto chileno Josue Smith Solar (1867-1938).

La visita de los Príncipes motivó que las autoridades de la época quisieran agasajarlos con una serie de actividades, y por disposición del alto mando del Ejército de aquel entonces, la Banda del Regimiento" Caupolicán" de Valdivia, rendiría los honores respectivos.

Luego de su recepción oficial y honores correspondientes en la ciudad de Osorno, la comitiva viaja hasta Puerto Octay, trasladándose hasta la residencia de Centinela. 

Dando cumplimiento a lo solicitado por las Autoridades superiores, los músicos militares amenizan las actividades preparadas en la residencia, sin embargo, éstas culminan antes de tiempo, por razones de salud del Príncipe. Ante esta situación los músicos deciden regresar anticipadamente a Puerto Octay, mientras que el príncipe es trasladado hasta el hospital local, donde a modo anecdótico, el médico que lo atendió, al no contar el Príncipe con dinero para pagar su atención, lo deja registrado como "indigente".

Vapor "Chile" y la "Moewe"

En aquellos años, solo existía la posibilidad de acceder hasta la residencia de Centinela vía lacustre, de este modo se toma contacto con el capitán del vapor Chile, para que adelantara la hora de zarpe que habían acordado previamente para el retiro de los músicos. Lamentablemente, el vapor se encontraba sin leña y sus calderas no tenían la presión suficiente para poder zarpar de inmediato; al ver la demora e impacientes por regresar a la ciudad de Valdivia, los músicos se dan cuenta que en el muelle se encontraba la lancha "Moewe", una pequeña embarcación con capacidad de 20 pasajeros, accediendo su capitán trasladarlos hasta Puerto Octay.

Encuentro fatal

Alrededor de las 22 horas de esa oscura noche de verano y mientras navegaba la pequeña embarcación hacia Puerto Octay, quiso el destino que el Vapor "Chile" se trasladara en dirección contraria, rumbo a Centinela. A la salida de la bahía, los pasajeros de la lancha fueron encandilados con las potentes luces del reflector del vapor, sin que éste pudiera percibir la presencia y cercanía de la lancha. A causa de esto, el piloto de la Moewe perdería la noción de la ruta, atravesándose delante del vapor y siendo violentamente impactado por la popa, a babor de la embarcación.

En forma desesperada y percatándose de la colisión, los tripulantes del "Chile" lanzan los botes salvavidas y elementos de salvataje, al mismo tiempo el capitán ordena marcha atrás. Lamentablemente esta maniobra sólo empeora aún más la situación. La hélice del vapor succiona los cuerpos de los músicos los cuales son mutilados; otros, tratan de nadar hacia la orilla, pero debido al pánico, lo hacen en dirección equivocada y son atrapados por las frías aguas del lago Llanquihue. Unos pocos son rescatados por personas y embarcaciones que acuden en su ayuda y otros logran ponerse a salvo llegando a la orilla, agotados y choqueados por lo ocurrido.

Trece víctimas sería el saldo de esta tragedia, 12 músicos militares y un civil, el vecino Sofanor Aguila, quien acompañaba a la tripulación de la embarcación ese fatídico día.

Vapor "Chile"

Lancha "Moewe"

Lancha "Moewe"
Lancha "Moewe"

Impacto Nacional

Este fatal acontecimiento, impactaría profundamente el alma nacional, en especial a la ciudad de Valdivia, donde pertenecía el destacamento militar.

Una vez conocida la noticia en los círculos de Gobierno, el Presidente de la República de la época, Carlos Ibáñez del Campo, envió al Comandante del Regimiento Caupolicán, un telegrama de condolencia cuyo texto señala:
Moneda 1° de Marzo.
"Mi profundo pesar por desgracia que cuesta tantas vidas y que seguramente dejará muchos huérfanos. Encarezco la mayor prontitud y esmero en la atención de la familias enlutadas". (Firmado)Carlos Ibañez del Campo.

Por su parte, los Príncipes Británicos, ya conocida la noticia -y en dirección a Argentina- envían al Gobierno un telegrama de pesar y ordenan que sea colocada una hermosa corona en su nombre y en el de su hermano, Príncipe Jorge, en el entierro de las víctimas.

Multitudinaria despedida

Publicaciones de la época señalan que más de 20 mil personas se congregaron para despedir a estos infortunados músicos. Autoridades civiles y militares, el comercio, la banca, cuerpo consular, instituciones obreras, deportivas, colegios públicos y particulares, sindicatos obreros, federación de sub-oficiales en retiro, cuerpo de bomberos, cruz roja de hombres, club musical Eleuterio Ramírez, Bandas de Niebla y de Corral, Cuerpo de carabineros, Club militar Alemán, Club Musical Concordia, delegación del Batallón Zapadores de Osorno, delegación del escampavía Leucoton, Sociedad Unión de costureras,, Sociedad La Fraternidad, Banda Eleuterio Ramírez de Temuco, Congreso Social Obrero, Unión y protección de Señoras, Triunfo ilustrado femenino, sociedad de Tipógrafos, Gremio Gráfico, Club musical El progreso, Sociedad La Esperanza, Club de tiro al blanco General Baquedano, Sociedad Empaquetadores de comercio, Brigada de Scouts Eleuterio Ramírez, Sociedad Maquinistas y Fogoneros Santiago Watt, llegan hasta el cementerio General de Valdivia para darles el último adiós. En su recorrido hasta el campo santo, las campanas de la Catedral, acompañan el cortejo con su triste sonido.

Cada año, un 28 de febrero, Puerto Octay recuerda y honra la memoria y los hechos históricos que permiten dar a conocer a nuestras generaciones presentes y futuras, la gran Tragedia del Lago Llanquihue.

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